Por: Tatiana Palomino
El Doctor les dijo que el
recién nacido no tenía expresión alguna en la cara, y que sería ciego ya que no presentaba ningún
tipo de movimiento en los ojos. Agregó que padecía
de falta de pectoral mayor derecho y sindactilia en la mano izquierda. Para la familia, enterarse de tantas cosas fue un gran impacto.
Este fue el comienzo de una
larga e interminable lucha que ya estaba anunciada. Luz Stella Contento lo
sabía, algo le habían advertido desde que cumplió tres meses de embarazo,
cuando empezaron las complicaciones y presentó sangrado. El doctor le dijo
que debía abortar porque ella corría riesgo de muerte. Pese a esto, ella
decidió continuar con el embarazo y se aferró a Dios.
El nacimiento de Jorge fue una bendición y a la vez, motivo de preocupación pues pasaban los días y con ellos la incertidumbre por tener una
respuesta clara sobre lo que padecía. Empezaron las citas médicas que llenaban de confusión a Doña Luz, pues las respuestas no eran claras; en una de ellas le dijeron que el bebé era
ciego pero ella dudó ante esta noticia porque siendo enfermera, con conocimientos en medicina se dio
cuenta que la información que le había dado el médico de turno estaba errada,
esto fue confirmado por un oftalmólogo
quien le dijo que el bebé no sufría de ceguera
pero que si tenía una parálisis ocular.
Pasados tres meses, Jorge fue remitido desde Villavicencio, su ciudad natal, a la ciudad de
Bogotá en donde un especialista examinó el caso y después de unos estudios
determinó que la enfermedad que padecía
se llamada SÍNDROME DE MOEBIUS, una extraña anomalía no muy común para la sociedad ya que el único medio de
comunicación a través de la cual se conoce es la
Internet.
Así comenzó un camino no muy fácil para Jorge y su familia; como no tenía ningún tipo de movimiento en la cara y por lo tanto no podía chupar, tuvo que comer con cuchara por
unos meses, así aprendió a comer de una manera distinta pero
con la cual podía alimentarse fácilmente.
Al cumplir un año de vida se le practicó la primera cirugía en la ciudad
de Bogotá, la cual consistió en separar uno de los dedos de la mano izquierda; durante la operación Jorge sufrió un ataque de
epilepsia y debido a esto le diagnosticaron
un síndrome convulsivo.
Con la segunda intervención quirúrgica le separaron el segundo dedo de la mano izquierda. Tenía tres años cuando se la realizaron. Al cumplir los cuatro años comenzó a quejarse de un dolor
constante en la rodilla de la pierna izquierda. Después de varios estudios le
diagnosticaron un problema en la cadera e inició un tratamiento para corregir
esto, utilizando unos aparatos ortopédicos que iban desde la cadera hasta la punta de los
pies; tenía que caminar con ellos por tres meses,
no era nada fácil ya que eran muy pesados. Pasados los tres meses, el tratamiento fue suspendido ya que se pensó que todo estaba solucionado, sin embargo dos años después se
dieron cuenta que la cabeza del fémur se estaba destrozando y no estaba pasando suficiente sangre a la pierna, lo que mostró que el problema aún seguía e iba en aumento.
Por ese motivo tuvieron que enyesarlo desde la
cadera hasta los pies por un período de seis meses, al comienzo fue muy duro ya que Jorge
permaneció sin movilidad debido a la incomodidad del yeso, pero finalmente aprendió a caminar con él
y no fue un impedimento para seguir con su vida; aprendió a pegarle a la pelota
con el yeso cosa que era poco común pero que le permitió dejar el
aburrimiento a un lado. Pasados seis meses se lo quitaron.
Ingresó a un colegio público pese al conflicto que se presentó cuando dijeron que no era apto para estudiar en un colegio "normal", que tenía que entrar a un colegio para niños especiales. Esta fue una lucha que ganó la familia de Jorge, así pudo estudiar y demostrar que era un niño de un nivel normal de intelecto y pensamiento, que sufría de problemas físicos.
Dos años después, le practicaron la tercer cirugía en su mano izquierda para separar los dos dedos que aún seguían pegados, en ese tiempo se jugaba el
mundial de fútbol del 98, acontecimiento que para Jorge es de gran
significación ya que, en la clínica en donde lo hospitalizaron, los doctores lo retiraban de su habitación para
ubicarlo en los consultorios de ellos con el fin de ver los partidos que tanto
lo motivaban, las señoras encargadas de
repartir la comida lo consentían y
llevaban jugos con galletas. Le dieron un excelente trato en esa
clínica.
Durante los siguientes años estuvo en terapias de lenguaje y terapias de
reanimación facial que requerían algún tipo de corriente en las mejillas y con varios ejercicios que con el tiempo lo cansaron por ser bastante fuertes y no obtener resultados, así que después de
unos dos años de someterse a esas terapias, tomó la decisión de no hacerlas más. Debido a las citas y a las terapias que se realizaban en la ciudad de Bogotá, se retiró del colegio cuando cursaba sexto
año.
El tratamiento seguía su curso y todo iba bien hasta que en el año
2002, con 12 años de edad, volvió a presentar una convulsión. El ataque fue tan
fuerte que cuando llegó a la clínica, no respiraba ni reaccionaba. “Con
la ayuda de Dios y con masajes cardíacos que me practicaron los médicos fui reanimado y todo mejoró; este fue un momento muy duro para mi familia” dice Jorge.
Desde entonces tuvo que tomar medicamentos tan fuertes que lo hacían quedar dormido...
Desde entonces tuvo que tomar medicamentos tan fuertes que lo hacían quedar dormido...
5 comentarios:
muy buena historia de vida.. de superacion y constancia. un personaje digno de admirar.
NO es solo una historia de vida es una verdadera batalla pero aun no hemos ganado la guerra... para mi como hermana y ser la primera en la flia en detectar que algo estaba mal con la cara y la mano de mi pequeño hermano el recorrido desde ese dia a sido un sin jumero de emociones y sensaciones...hoy doy gracias a Dios por que jorge luis es un guerrero, un berraco y mi mas grande orgullo; un ejemplo para mi hijo mayor y para el que viene en camino...
Muy interesante la historia, aunque trágica, espero que publiquen rápido la segunda parte para saber como termina, porque uno queda con ganas de más.
excelente reportaje, esperando pronto la segunda parte, lo que más me gusta de jorge es su autodeterminación y berraquera, es de admirar
Bueno saber que existen todavia verdaderos guerreros en este mundo. Mi hijo de tres años de edad, también nació con Sindrome de Moebius, y debo decir que reportajes como estos se deben seguir publicando y masificando... para las familias muchas veces la desinformación, la desidia, la ignorancia y la maraña administrativa del sistema de salud, son enemigos mas fuertes que la propia enfermedad. Jorge, alguién por quién siento gran admiración y respeto; sé que la va a ir súper bien, y tiene muchas cosas y muchas enseñanzas más para regalarnos¡
Saludos desde Santa Marta
Jenny
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