Por: Manuel Torres
Un niño miraba las noticias, hablaban
acerca de la celebración del Día de la Tierra; la cara del pequeño
se mostraba asombrada pero a la vez expresaba algo de molestia, tomó
un lápiz, un papel y le dijo a su madre que iba a dar una vuelta por
el bosque.
La madre algo intrigada lo siguió. Se
escondió detrás de un árbol para no ser descubierta por su hijo y
en silencio pudo ver cómo escribía en el papel, lo dejaba al lado
de la raíz de un frondoso árbol y con cariño le daba un abrazo al
tronco. Luego se quedó un rato observando al árbol con ternura y se
alejó dando brincos y cantando rondas infantiles.
La señora esperó a que se fuera y con
pasos cautelosos se acercó al árbol, se agachó. Con delicadeza
tomó la nota y comenzó a leer:
“Hola madre tierra, soy un humano, uno
de los tantos que te hacen daño a diario, solo te pido que por favor
disculpes a mi raza por explotarte y maltratarte. Debes saber que
ahora ya todo es metálico, lleno de circuitos y lucecitas, ya no nos
importan los árboles, los ríos, los cielos... perdona los derrames
de petróleos en tus mares, perdona la muerte de tantos animales,
esos tus hijos, que no le hacen mal a nadie.
Yo sé que tú sufres cuando un bosque
muere por completo, yo sé que tú lloras cuando tus aguas se
envenenan, sé que agonizas cuando tus vientos se vuelven grises, sé
que te ahogas con tanto humo, mientras el ruido te agobia y ensordece
tu espíritu pero la ambición de las industrias solo quieren
construir más y más carros. A mí nadie me hace caso, mi mamá no
me escucha cuando le digo que no conecte tantos aparatos a la vez y
si la regaño por botar papeles dentro del inodoro, ella me manda a
callar y me dice que eso nunca te va a contaminar.
Ese día que llaman “Día de la
tierra”, tratan de recordar lo importante que eres Pachamama, sin
embargo estarás olvidada el resto del tiempo; ahora todo es
comercial, ahora no importa lo mucho que se perturben tus montañas,
lloren tus nubes o se derrita el hielo, ahora sólo importa el
dinero.
Gracias madre tierra por todos tus paisajes, espero que nos puedas perdonar, sé que todavía la naturaleza se puede salvar, te prometo que cerraré la llave del grifo cuando no la esté usando, también les diré a mis hermanos humanos que la basura va en las canecas y no en tus verdes prados.
Te quiero mucho Pachamama".
Gracias madre tierra por todos tus paisajes, espero que nos puedas perdonar, sé que todavía la naturaleza se puede salvar, te prometo que cerraré la llave del grifo cuando no la esté usando, también les diré a mis hermanos humanos que la basura va en las canecas y no en tus verdes prados.
Te quiero mucho Pachamama".
Ella volvió a dejar la carta en el suelo,
se levantó, llevó las manos al rostro y comenzó a llorar. Vió
hacia el cielo, suspiró y dijo:
¿Qué hemos hecho contigo Pachamama…
qué hemos hecho?
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