3° Entrega: La sombra
Por: Manuel Torres.
Abrí
los ojos, mire el reloj, la pereza me tentaba a seguir durmiendo pero
quería verle la expresión de desaparición a mi jefe por no tener un
proyecto que presentar. Me levanté lentamente de mi cama, las cobijas me
invitaban a acostarme, tome una toalla y me dirigí hacia el baño,
comencé a cepillarme los dientes, cuando de repente, reflejado por el
espejo, vi una silueta oscura, una especie de sombra que pasaba
rápidamente detrás de mí, volteé mi rostro y no había nada. Escupí el
resto de crema dental que me quedaba en la boca y corrí a la sala de
visitas para tratar de identificar lo que había acabo de pasar, se
encontraba todo en total y completo orden.
–Debo estar loco – pensé, pero no, estaba seguro de que algo pasó por mi espalda.
–¿Qué carajos fue eso? Seguía hablando para mí mismo, en ese momento pensé en la sonrisa, de aquella, débil y frágil niña.
Me
desnude, entre a la ducha, me quede parado, esperando a que el agua
recorriera todo mi cuerpo libremente, que inundara mis poros, que
refrescara mi rostro, me moje en total silencio, cuando de repente
escuche murmullos que venían desde mi cuarto. Primero pensé que mi
imaginación estaba jugando con mi mente, pero pasó de nuevo, ahora lo
escuchaba más claro, pero lo ignore, no quería sugestionarme con nada.
Terminé de bañarme, tomé la toalla sequé mi cuerpo, sacudí mi cabeza y
luego me sequé el cabello, en ese momento sentí que algo o alguien
estaba parado delante mío, levanté rápidamente el rostro pero no había
nada, me enrolle en la toalla, salí del baño para ponerme algo de ropa,
me senté frente al closet, lo abrí, escogí lo que debía ponerme para la
reunión, comencé a vestirme prenda por prenda, había mucho silencio.
Escuchaba las gotas caer encima del sifón, el ruido del motor de la
nevera al enfriarse y el rozar de mi piel cuando se frota con la tela.
Primero las medias, blancas por supuesto, después vestí mi pie
izquierdo, la otra media blanca cubrió mi pie desnudo, luego busque el
otro zapato con la mano pero no estaba, mire encima de la cama y debajo
de ella, aún no lo encontraba. Me puse de pie, observe la habitación por
todas partes, no lo vi por ningún lado. Estaba más que seguro que lo
había dejado encima de la cama, salí del cuarto, lo busqué por todos
lados, me estacioné frente al baño, el goteo del grifo era constante, el
zapato yacía en la mitad de la ducha, casi flotante por el pequeño
charco de agua.
¿Cómo
diablos llego el zapato ahí? –Me pregunte a mismo, rascándome la cabeza
y sujetando el zapato con la mano, bueno al menos ya lo había
encontrado. Me disponía a salir de nuevo del baño, agitando el zapato,
con mi media blanca algo húmeda y tal vez sucia por caminar con ella, en
ese momento la puerta de mi habitación se cerró de golpe, un gran
estruendo se escuchó dentro de ella, corrí hasta allí, abría la puerta y
todo mi cuarto estaba totalmente desordenado, era como si un tornado
hubiese pasado por ahí y dejado todo patas arriba. Los cuadros de las
paredes estaban en el suelo, toda la ropa del closet tirada alrededor
del cuarto, mi cama fuera de su sitio, las mesitas de noche sin cajones
y sus lámparas al otro extremo de la habitación. Estaba atónito, con
escalofríos y una sensación de pánico invadía todo mi cuerpo, mis
músculos totalmente inmovilizados, trague saliva lentamente y seguía
observando el caos que estaba a mí alrededor.
¡Ay!,
¿pero qué…? ¿Qué? –grite, estaba en el suelo, algo me había empujado,
mire hacia la puerta y vi una sombra grisácea correr hacia la sala,
trague saliva de nuevo, me pare muy furioso, corrí hasta el otro
recinto, tenía que haber una explicación, buscando algo que no sabía que
era pero no lo encontré, todo estaba en silencio, intacto, nada fuera
de lo normal.
Entre
de nuevo a la habitación, tome el zapato, me lo puse de una forma
fugaz, salí rápido de la habitación, me dirigí hacia la cocina, tenia
escalofríos, saque una comida instantánea de la nevera, la puse a
calentar en el horno microondas, escuche un fuerte golpe venia del final
del pasillo, no quise voltear a ver, seguí concentrado en la
preparación de mi desayuno, tome la cafetera, agregue café en polvo,
azúcar, me acerque a la nevera para sacar algo de leche, la vertí dentro
del recipiente y la deje calentado. De repente, otra vez el golpe, esta
vez más fuerte y más cerca, una sensación de frialdad recorrió de
arriba abajo mi cuerpo, mi mente decía: ¡voltea!, pero mi cuerpo no
respondía estaba totalmente paralizado. Respire, cerré los ojos, oí uno
pasos detrás míos, sentía que algo me observaba, no estaba solo en la
habitación, tome un plato, un pocillo y serví mi desayuno, me quede con
ellos en la mano, pensando en si me sentaba en la mesa o no, tenía que
hacerlo, los cubiertos estaba en ella aunque del miedo podía comer con
las manos y luego lavármelas, sonreí, el miedo desaparecía, mi cuerpo se
relajaba, cuando de pronto alguien respiraba detrás de mí cuello. Era
una respiración agitada, furiosa, ansiosa y desesperada, el sudor salía
de mis poros, mis venas se brotaron de tanta tensión en mis músculos,
arrugue mi cara, quería salir corriendo pero parecía que mis zapatos
estaban sujetos al suelo. La respiración no paraba, mis dos manos
suspendidas en el aire con el plato y el pocillo se comenzaban a cansar,
me harte de eso, di un gran suspiro, gire mi cuerpo, la respiración
desapareció, no había absolutamente nada, coloque mi desayuno encima de
la mesa, me senté, comencé a comer, el golpe aún más fuerte se escuchó,
esta vez más cerca, era como si alguien se botara desde el techo y
cayera en el suelo con mucha fuerza, quede pasmado por unos segundos,
seguí comiendo lo hacia lo más rápido que podía, di el ultimo sorbo al
café, me levante con todo en la mano, puse los platos en el fregadero,
di media vuelta y vi correr una sombra desde el pasillo hasta la sala de
estar donde se desvaneció llegando a la ventana.
Trague
un buena cantidad de saliva, me restregué los ojos tal vez me estaban
fallando, fui a mi cuarto nuevamente tome mi chaqueta, mi maletín con
todos los papeles, las llaves del apartamento, camina lento pero
tensionado, sentí que alguien me seguía, que me observaban, llegue hasta
la puerta de salida de mi pequeño hogar, me revise por si se me
olvidaba algo, pero todo estaba en orden, bueno exceptuando lo que había
acabado de suceder, escuche un chirrido, cerré los ojos, gire mi cabeza
hacia atrás, vi como la ventana se abría muy despacio como luchando con
el viento, abrí con agilidad la puerta, salí del apartamento, levante
la mirada, ahí fue cuando la vi, una figura como un rostro, parecía un
hombre de cabello un poco largo con cenizas en él, su rostro tenia
manchas sucias y negras, en su mirada se podía distinguir entre la ira y
la ansiedad. Mi corazón se aceleró, la figura no se movía, solo me
observaba, respirando bruscamente, no podía ver muy bien su cuerpo pero
era como una capa larga y negra llena de cenizas, la adrenalina comenzó a
fluir por mas venas, tome una bocanada de aire y dije casi gritando:
-¿Quién eres?, y la figura se desvaneció, se trasformó en una sombra y
luego se esfumo. Mi maletín cayó al suelo, empuñe mis manos, mi cuerpo
no soportaba el miedo que lo penetraba, cerré la puerta con ira y
recosté mi brazo junto con mi cabeza encima de ella, di un suspiro de
consternación pero a la vez de tranquilidad, varias lágrimas brotaron de
mis ojos.
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