Por: Óscar Bravo |
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El tic-tac de
las manijas del reloj marca los
nervios en el rostro de Alberto, porque no todos los días se celebran 280 años
de un evento tan antiguo en el continente sur americano. Su traje es en cuero
de vaca con adornos de hueso y dientes de animales que a veces encuentra,
porque los trajes de los cuadrilleros deben ser netamente artesanales en el
caso de guaihibos, y cachaceros.
Por: Óscar Bravo |
El tronar de pólvora, desgarrando el cielo indicando
que se debe iniciar la caravana rumbo a la plazoleta de cuadrillas Gabino de
Balboa ubicada casi en perímetro rural del pueblo, los jinetas se forman frente
al parque central en 4 líneas bien
definidas, por Árabes, Españoles, Guahibos y Africanos, respectivamente de
derecha a izquierda y en cabezada por el santo patrón San Martín, se toman las
calles y avenidas del casco urbano.
Con el inicio
de la marcha diablos improvisados hacen
respetar el orden que algunos turistas pasados de tragos quisieron perturbar,
estos portan en sus manos una cola de vaca que en la punta esta untada por
huevo picho, harina y tizne de carbón, al que se quiere pasar de listo lo golpean y manchan de
tizne, muchos los abuchean pero son parte integra y fundamental dado que son
los “policías” o “guardaespaldas” para
resguardar el orden de dicha caravana, atrás de ellos una segunda caravana de
niños y jóvenes reparten guarapo de férula de maíz y corazón de piña, tan
fermentada la bebida que hace llorocear los ojos de quienes reciben en recipientes
artesanales compuestas por totumo seco y
bien pulido.
La plazoleta es gigante de diversos colores, rojo,
amarillo y blanco con sus respectivas graderías algunas techadas, las esquinas son abiertas para que se ubiquen los
cuadrilleros, en el centro se ubica el santo patrón, para que los observe y los
guíe durante los juegos.
Por: Óscar Bravo |
La tarde continúa,cada acto desenvuelve una nueva
sorpresa para los ojos de espectadores que alegres y eufóricos sonríen y chocan
sus bebidas alcohólicas en señal de aprobación, otros observan cada movimiento de los doce actos y
graban con sus cámaras de vídeo o de celular, fragmentos que en pocos días no
tendrán mucha relevancia para ellos.
Y allá en una esquina,esta Alberto en su caballo
agotado después de nueve de los diez juegos, toma un último sorbo de su guarapo
personal y se lanza a la acción, recorre cada una de las esquinas junto con sus
compañeros y levantando la mano en señal despedida es aplaudido por todo el público al igual que
sus doce compañeros. El sol se esconde en la planicie llanera y abre paso a un
ocaso marcador por el paso de 4 corocoras que surcan el cielo como si marcaran
la despedida de las cuadrillas y cada uno de sus actos, anunciando así un nuevo
año que estará a la espera de los juegos más antiguos de la región.
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