12/16/2011

CODA DE UN CÁNCER DE MAMA

Por: Busujima Jorge 

Esta no es una historia con un final feliz, al contrario, es una historia que aunque triste, es el diario vivir de las personas diagnosticadas con cáncer.

Amparo  es una mujer de 30 años, delgada, de cabello largo y castaño, ojos grandes de color miel; con su 1.68 de estatura, es una mujer muy hermosa; tiene (si, porque no dejaran de serlo) 2 hijos: Tatiana una joven de 16 años y Kevin un muchacho de 19, cualquiera diría que es una madre muy joven  y estarían en lo correcto. Amparo es madre soltera y ha tenido que cuidar a sus hijos ella sola.

Su historia inicia el 20 de abril de 2010. Amparo comienza su rutina diaria, se levanta al escuchar  la alarma de las 6:30 de la mañana e instantes más tarde toma una ducha, hoy es un día diferente, mientras se estaba vistiendo, Amparo se golpeo en su seno izquierdo, (ella me dijo que el dolor era el mismo o a veces hasta más fuerte que el que los hombres sentían cuando se golpeaban un testículo, así, me imagino el dolor tan intenso que debió sentir) después de un rato ella no le presto más atención al dolor y encendió el secador y se propuso a secar su cabello para seguir con las labores del hogar antes de abrir el negocio de zapatos que tiene allí mismo en su casa.

La cifra de mortalidad por cáncer de seno es de 31 personas por cada 100 mil habitantes según cifras del Instituto Nacional de Cancerología. También se esperan 5.888 nuevos casos de cáncer de seno, de éstos, el 25% de los que se detectan se encuentran en estado creciente y el 75 % en estado temprano.


Amparo había terminado sus labores de la casa y abre su negocio a eso de las 8:15 de la mañana, pero de pronto sintió un ardor en su pecho y una sensación de picazón, seguida de un dolor intenso, se dirigió al baño a verse en el espejo y para su sorpresa, el seno que minutos antes se había golpeado, estaba hinchado y de un color negro rojizo, se asusto tanto, que al principio no sabia que hacer, pasados unos instantes tomo su bolso, reviso que el carné del seguro estuviera allí, salio de su casa, tomo un taxi y se dirigió al centro de salud.

Al llegar al hospital, el dolor y la hinchazón no cesaban, ya estaba angustiada, puesto que nunca le había pasado, se dirigió a una de las enfermeras que registran la asistencia y le dijo lo que le había pasado; la enfermera le pidió que le mostrara el seno y casi de inmediato Amparo ya estaba frente a un medico que le tomaba la valoración rutinaria mientras llegaba el especialista, (no le explicaron exactamente especialista en que, pero eso no era de mucha importancia) después de unos 15 minutos llegó el famoso especialista que esperaban, le pidió a Amparo que se quitara la blusa y el sostén, ella sentía un poco de pena, (según me dijo el medico era joven y al principio esto aparto su interés de lo que pasaba), mientras el medico la examinaba, él noto que en casi la mayor parte de la espalda de ella habían cicatrices y moretones (secuelas del maltrato intrafamiliar que Amparo sufría en su casa por parte de su marido Álvaro y que meses atrás en uno de sus arranques de ira le propicio una golpiza en su pecho y espalda, la cogió a “pata” literalmente), lo que le preocupo al medico, pero cuando él toco el seno para examinarlo el dolor hizo que ella gritara como nunca en su vida había gritado y las lagrimas de dolor comenzaron a brotar de sus ojos; el médico le aplico unos calmantes que pronto la durmieron y la pasaron a piso, (como dicen ellos, lo que significa que le darían una habitación donde podía recibir visitas).

Amparo despertó en la habitación, una enfermera fue quien la despertó, pues mientras acomodaba el suero se le cayo una gran bandeja en la que cargan los instrumentos  quirurgicos , la enfermera le dijo que ya que estaba en una habitación podía recibir visitas, pero ella no quería ser visitada por nadie, no quería que la vieran en ese estado, (no la culpo la verdad a muy pocas personas les agrada que las visiten en el hospital), ella quería recibir la buena o mala noticia sola, no quería que nadie se preocupara y mucho menos le sintiera lastima. Luego de un rato, de ver y sentir como la enfermera la chuzaba varias veces para canalizarle la vena, miro el reloj que estaba en la habitación frente a la cama, eran las 3 de la tarde, ella se percato que hace mas de 2 horas Tatiana y Kevin ya deberían estar en la casa, pero para ellos era normal que su mamá se demorara haciendo vueltas, cobrando plata y cosas así, por eso ella decidió que no los llamaría a menos que ya tuviera que pasar la noche en el hospital, (no dan una habitación en una clínica o centro hospitalario a menos que sepan que a uno le tocara quedarse internado.)


El medico paso por la habitación de Amparo a eso de las 5 de la tarde y ella le pregunto al doctor que si ya sabían que le había pasado, el medico le dijo que todavía no podían decirle que era, hasta que los exámenes que le habían practicado hoy salieran mañana por la mañana, (inevitable tenia que pasar la noche en el hospital), luego que el doctor saliera de la habitación a seguir haciendo su ronda, ella llamo a su hermana Rocío, para comentarle todo el problema y a pedirle el favor que fuera a la casa y le dijera a sus hijos que ella se demoraba, acabado de hablar con su hermana, Amparo se quedo ahí, sobre la cama en esa blanca pero fría habitación de hospital, pensando en todo lo sucedido.

A la mañana del 21 de abril, al contrario de sus días normales, Amparo se despertó a las nueve de la mañana y espero (haciendo?) hasta que el doctor pasara por su habitación para preguntarle por los resultados de los exámenes. A las 9:30 el medico de turno paso por la habitación y le dijo que ya los resultados estaban, pero que él no podía entregárselos, pues no tenia la autoridad para hacerlo y le dijo que era necesario que esperaran al psicólogo de turno para darle los resultados, a ella se le hizo demasiado extraño que necesitaran a un psicólogo para darle los resultados de unos exámenes, pero aún así no le presto mucha atención.

A las 11 de la mañana 2 de los médicos de turno junto con el psicólogo estaban en la habitación para darle los resultados, ninguno a excepción del psicólogo sabia como empezar a decirle lo que ella ya sospechaba, pero que aun tenia la esperanza de que no fuera así; el psicólogo comenzó a darle un discurso de cómo estas enfermedades ya se podían controlar gradualmente y que aunque poco, el tiempo que tenían para comenzar a tratarla era suficiente y todo un poco de cosas que al contrario de calmarla, lo que hicieron fue angustiarla, todo este discurso termino cuando Amparo con lagrimas en sus ojos y con su voz quebrada por la tristeza, el miedo, la angustia y un montón de sensaciones que tenia en su interior, les pidió a los médicos que le dijeran que era lo q ella tenia; el muchacho que la había examinado el día anterior por urgencias, se le acerco y le dijo: “es cáncer doña Amparo, lo que usted tiene es cáncer de seno”, al terminar de decir esto Amparo comenzó a llorar inconsolablemente, los médicos trataron de calmarla pero, era inútil ella estaba destruida y ellos no sabían ni que decir ni que hacer.

6 De cada 10 mujeres que reciben la noticia de tener cáncer de seno, se deprimen demasiado, el daño emocional que causa el tener esta enfermedad y el tratarla es casi tanto que llega al punto de que muchas mujeres pierden la esperanza y se convencen de que su muerte es inevitable, por estas dos razones las mujeres en medio de su tristeza y desesperanza se dejan ganar por el cáncer.

Con 16 años Tatiana es la hija menor de Amparo, es la niña de la casa, buen estudiante y una joven ejemplar; durante los meses que vinieron en el tratamiento de Amparo, la ha acompañado como apoyo y a veces como paño de lagrimas, después de una incansable lucha, que al final se gano con el seguro para que las quimioterapias fueran pagadas en su totalidad por el mismo han pasado varios meses desde que ya le han practicado a Amparo algunas sesiones de quimioterapia.

El término quimioterapia se refiere a los fármacos empleados en el tratamiento de algunas enfermedades que tienen como función el impedir la reproducción de las células cancerosas. Dichos fármacos se denominan medicamentos citotásticos, citostáticos o citotóxicos, los tratamientos de quimioterapia conllevan muchos efectos secundarios como: alopecia o pérdida del cabello, vómitos, anemia, diarrea, entre otros.

Apenas ayer 1 de marzo de 2011 llegamos de la sexta sesión de quimioterapia, mi mamá ya no tiene cabello, sin embargo ella se adelanto a los efectos secundarios, después de la primera sesión me dijo: “Tati acompáñeme a la peluquería me corto todo este pelo que igual se me va a caer”, al principio no le creía pero después de cortarse todo el cabello compro unas pañoletas para cubrirse la calva, (Se ve muy bonita, aun cuando el color de su piel se ha aclarado bastante).

He notado a mi mamá cada vez más ansiosa y preocupada, los síntomas de los efectos secundarios le han robado la tranquilidad y confianza en el tratamiento, pero todos los días le digo que eso es normal, es lo que causan esas drogas y les pasa a todas las personas y que igual es un pequeño precio por seguir luchando. Ahora la mayoría de los días me despierto tarde en la noche para escucharla como entre arcadas, llora con desesperanza; (estoy empezando a convencerme de que ella ya no puede aguantar más y no se si yo pueda aguantar más viéndola así de derrotada, es tan frustrante no poder hacer nada por alguien que amas), me siento al borde de su cama y mientras le ayudo a acomodarse para seguir vomitando, le acaricio su rostro, que por la situación estaba más blanco de lo normal y entre la poca luz que se filtraba de la noche podía ver como los ojos que alguna vez fueron de un café claro, ahora estaban oscurecidos y llenos de lagrimas y su expresión era de alguien que sufría mucho, era evidente el dolor que mi mamá sentía y la preocupación que la invadía. Trato de darle fuerzas, pero mientras le hablaba mis ojos se llenaban también de lágrimas, (no lo puedo soportar, que Dios me perdone, pero me da mucha rabia pensar que el miserable de mi papá es el que tiene la culpa y que sea ella la que esta postrada en una cama).

Mi abuela se despertó al escucharnos llorar y parada en la puerta del cuarto y con la poca luz, veo como también sus lágrimas ruedan desde sus ojos, irritados de tanto llorar, hasta su mentón; luego de un rato paramos de llorar y le pregunte a mi mamá que quería desayunar, me dijo que no tenia hambre y que la dejaran sola.

Y así pasaron los días, hasta que recibimos los resultados de los exámenes que le habían hecho a mi mamá, para apreciar los efectos del tratamiento o el avance del cáncer, con tan mala suerte que la malas noticias son las primeras siempre en saberse, era definitivo el cáncer del seno izquierdo había hecho metástasis y se estaba extendiendo al otro seno, la muerte de mi mamá ya era inevitable, por mas que siguieran con las quimioterapias no iba a ver mayor resultado, recuerdo ese día como si hubiese pasado ayer 10 de abril, el día en que supe que ya no iba a tener a mi mamá durante mucho tiempo.

Decidimos no decirle a mi mamá lo que sabíamos, (¿para que preocuparla más?), después de llorar durante horas enteras junto a mi abuela y mi tía Rocío, escuchamos que mi mamá estaba tosiendo, seque mis lagrimas y me aplique unas gotas para que no se notara la irritación, no pude verle la cara sin que se me llenara de lagrimas de nuevo, le di una de las drogas para las nauseas y le pregunte si quería comer o beber algo, a lo que me respondió que quería agua.

Semanas enteras pasaron desde que supimos la noticia y veíamos como poco a poco pero con gran velocidad la salud de mi mamá se deterioraba, antes ella comentaba que le dolía solo una parte del pecho, ahora decía que le dolía todo el cuerpo, ya no se podía mover mucho y mantenía todo el día en la cama, no comía mucho y tomaba muy poca agua, se le notaba que había bajado mucho de peso, y por más sueros que le aplicábamos no había ningún cambio, ya ninguno de nosotros podía llorar más, nos dolían los ojos y ya no teníamos lagrimas.

El 19 de mayo, me desperté asustada, mire el reloj y eran las 2 de la mañana, escuche como si alguien se estuviera ahogando, corrí rápidamente al cuarto de mi mamá y la vi allí, morada tratando de respirar profundamente y con dificultad, me asuste mucho y corrí al lado de ella y tome su mano, mi abuela también se despertó angustiada, se acerco y me grito que llamara a Luisa, la médica que vive cerca de nuestra casa, pero al ver que yo no reaccionaba fue ella la que se propuso a ir por la médica; yo tenia apretada la mano de mi mamá  y con lagrimas en mis ojos le dije a mi abuela que no fuera por Luisa, que ya era hora de dejar descansar a mi mamá, que ya no la quería ver en ese estado y que días antes, mientras estaba el obispo que vino a visitarla para confesarla, ella me había dicho a mi y al padre que ella no quería que nosotros siguiéramos sufriendo más por ella, que si ya era la hora de irse que la dejáramos ir. Terminado de decir esto mi mamá me apretó la mano, pero no fue un apretón fuerte, al contrario, fue un apretón de esos calidos, de esos apretones en los que se siente lo que la persona quiere decir, pero no puede, lo que mi madre me dijo fue gracias; y mientras poco a poco su respiración se iba deteniendo, sentí todas las intenciones de salir corriendo por la medica, (no lo podía creer, mi mamá se estaba muriendo frente a mí y yo solo la estaba dejando irse), trate de levantarme para salir corriendo por Luisa pero, con sus ultimas fuerzas me detuvo y allí me quede viendo y sintiendo como moría la persona que mas había amado en mi vida, la mujer, la hija, la tía, la madre, mi madre, la única madre que podía haber tenido y la única que hubiera querido tener.

Pensaran que estoy loca, pero apenas sentí que ella ya no me apretaba y al ver que ya no estaba ahogándose, el cuarto se lleno de mucha paz y por primera vez no lloramos, ni yo, ni mi abuela, ni nadie y nos quedamos hay en el cuarto al lado de la cama de ella, acurrucadas, mi abuela y yo tomándole la mano y pidiendo a Dios que la tuviera en un lugar mejor a este que lamentablemente la hizo sufrir tanto, pero que también le dio las mayores alegrías de su vida.

El día de su funeral, estaban todos los familiares, tíos, tías, primos, primas, sobrinos, sobrinas, abuelas y amigos de Amparo; todos estaban preocupados por cómo Tatiana iba reaccionar al darse cuenta que ya su mamá no iba a estar, ( ella ya lloro todo lo que podía y ya vio y sintió su muerte, ¿de qué otra forma podría entender que ya su madre no estaba ni iba estar?), a las 3 de la tarde y después de muchas oraciones, normales en un velorio, era hora de llevarla hasta la iglesia, a unas 6 cuadras de la funeraria, y ya habían decidido que cuatro tíos iban  a cargar su ataúd, pero Tati les dijo a todos: “Déjenme que yo la cargo”; y así fue, cuando todos salieron rumbo a la iglesia, Tatiana y 3 tíos más cargaron el féretro de Amparo. Después de la misa, Tatiana y los demás llevaron hasta la carrosa funeraria el ataúd; era hora de ir hasta el cementerio para la última morada del cuerpo de Amparo.

Al arribar al cementerio, todos acompañaron en romería al ataúd de Amparo, cargado por su hija y por sus hermanos, cuando se llego al lugar de entierro, acomodaron las improvisadas sogas para bajar los dos metros el féretro de ella y mientras la bajaban con cuidado las últimas palabras de su hija fueron: “Te amo mi mamá linda, no te preocupes más y cuida de nosotros desde donde estés, te amo”

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