6/16/2015

Factores que han cimentado la llaneridad en Villavicencio

Con el presente documento quiero continuar auscultando posibles circunstancias históricas, relacionadas con el origen de la denominada “llaneridad” villavicense.
En esta oportunidad pondré mi visor sobre personas de Arauca, Casanare y Vichada, que a Villavicencio llegaron por motivación espontánea para habitarla de manera temporal o definitiva. Sus raizales apellidos con solo oírlos, revelan los respectivos territorios de origen.
Así, el siguiente análisis lo enfoco hacia los temas de la ganadería y del joropo.
El caso ganadero:
(Fotos: FAFO)
Conocido es que la histórica actividad ganadera del llano colombiano fue causal para la conformación y desarrollo socio económico del caserío de Gramalote, luego Villavicencio, que lo convirtió en el principal epicentro comercial del territorio orinoquense.
Debido a tal dinámica económica, ocurrieron procesos sociológicos que coadyuvaron a la entronización de bienes de la cultura llanera en la capital metense.
Es común decir, que los largos viajes de ganaderías arriadas desde puntos de Arauca y Casanare hasta Villavicencio, generaron la periódica llegada de grupos de vaqueros de sabana, los que pocos días después emprendían regreso a sus distantes sitios de origen.
Sin embargo, en la historiografía local poco se ha registrado que además de los anónimos peones llaneros, a Villavicencio también llegaron -de manera principal- reconocidos ganaderos que aquí fijaron residencia temporal o definitiva, igual que compraron haciendas en la región del río Meta.
Muy posiblemente escogieron a la capital metense por su cercanía con Bogotá, y porque este pueblo les ofrecía algunas ventajas que los demás poblados llaneros no tenían.
Una de esas era la educación secundaria, siendo el colegio de los hermanos cristianos de La Salle el preferido para que, por años, decenas de muchachos araucanos y casanareños allí fueron matriculados.
En 1937 el internado de este establecimiento tuvo entre sus seis estudiantes fundadores al araucano Francisco Lomónaco (Pinzón: 1985), hijo de Leopoldo quien fuera un reconocido ganadero italiano/araucano, que se casó con la villavicense Felicidad Barrios.
Entre los personajes legendarios de aquella próspera época ganadera, en la memoria villavicense aún está el nombre del venezolano Víctor Machado quien en su hacienda “La Rosita”, a la salida para Acacías, con relativa frecuencia organizó grandes fiestas. A esa propiedad también la conocimos popularmente como “Rosa Blanca”.
La otra persona, también venezolana, fue doña María López, la única mujer que comandó viajes de ganadería de Arauca a Villavicencio, en cuya jurisdicción tuvo propiedades de finca raíz.
Por el varonil perrenque de esta señora, en la sabana y en el pueblo, la equiparan con Doña Bárbara, literario personaje de Rómulo Gallegos. La foto de ella me la facilitó Óscar Sandoval H.
Dicen testimonios de por aquí, que el Brandy Hennessy 3 Estrellas, de origen francés (Hernández M.: 2004), fue el trago más consumido por la alta clase ganadera de los años cuarenta y cincuenta, en recintos sociales y en bares.
También citan que los prósperos llaneros de los años cuarenta, para sus negocios y tertulias gustaron frecuentar el Café Arauca, en la esquina de la calle Real frente al parque, propiedad de Raúl Vageón –araucano- (Hernández: 2004). Este céntrico establecimiento después se llamó Café América.
Con el correr de los años y hasta tiempos presentes, la capital del Meta ha seguido recibiendo ciudadanos de Arauca, Casanare y Vichada, quienes por voluntad espontánea la escogen para establecerse.
Cabe apuntar, que las vecindades de sus territorios permitieron uniones matrimoniales y de las dos llanuras; por ello, vinieron con sus familias araucanas/casanareñas y en oportunidades aquí les nacieron hijos.
La única explicación para los registros de ciudadanos extranjeros en Villavicencio, fue su neta actividad ganadera y de finca raíz.
De Leopoldo Lomónaco hay huella urbana, pues el barrio construido en el terreno por él donado se llama Lomónaco, hecho desconocido hoy día.

El caso del Joropo:


He dicho en otros textos, que la fundación de la Academia Folclórica departamental y la creación del Festival o Torneo Internacional del Joropo en Villavicencio, durante la primera mitad de los años sesenta, fueron factores determinantes para que la capital metense iniciara su rápida consolidación como principal escenario de canto, música y baile del folclor llanero.

Buenos es recordar, que jóvenes folcloristas araucanos formaron parte de los respectivos comités fundadores, ellos a Villavicencio vinieron por invitación de Carlos Hugo Estrada D., tercer gobernador del Meta.

En esos años los mayores exponentes locales del joropo eran Luis Ariel Rey, así como el conjunto Alma Llanera de los hermanos Lizarazo y el trío Los Galanes.


A la par de la formación endógena de ejecutantes de arpa, cuatro, maracas y de baile del joropo, impartida por los araucanos, ocurre el aporte que las emisoras del pueblo hicieron con la difusión del festival y de discos de cantores y músicos llaneros, más venezolanos que colombianos, factores que afianzaron la sensibilización de los villavicenses hacia el sentir llanero.

Muy pronto la anual fiesta del joropo de Villavicencio se hizo famosa en la región llanera, fenómeno que despertó el anhelo de noveles artistas de pueblos y sabanas de Arauca, Casanare y Vichada, así como de sectores metenses, para venir con sus alforjas llenas de ancestrales joropos a la ciudad sede del renombrado certamen.

Un poco se parece lo anterior, al añejo deseo de los vaqueros araucanos y casanareños de ir a “Villavo o al cielo”.

El creciente apogeo folclórico villavicense se nutrió al entrar en vigencia las serenatas y otros eventos sociales con música llanera a lo vivo; también por la apertura de uno que otro estadero en los que solo sonaban joropos.

Lo anterior generó mayor demanda de artistas y como los locales no eran muchos, entonces se aceleró la llegada de figuras del interior del Meta y de los demás departamentos llaneros.

Por tales razones, Villavicencio siguió nutriéndose y amasando “llaneridad”.

Algunos de esos criollos folcloristas pronto grabaron sus canciones y las ofertaron al público. Del mismo modo, vieron posibilidades de trabajo en otros municipios metenses y en Bogotá, a donde emigraron.

En el presente año (2015), se cumple la edición No. 47 del Torneo Internacional del Joropo; esto quiere decir, que dentro de poco será ya casi medio siglo de la proyección de Villavicencio como ciudad en donde se cultiva y estimula el folclor llanero, y desde donde se le promociona a los contextos nacional e internacional.

Como sabemos, este certamen ha permitido ver y consagrar a destacadas figuras de la cultura llanera de nuestro país y de Venezuela.

La siguiente relación de migrantes artistas araucanos, casanareños y vichadenses con sus respectivas disciplinas y regiones de origen, ayuda a comprender la importancia que Villavicencio ha tenido, tiene y seguirá teniendo, para que cosechas de cultores llaneros la busquen con el fin de lograr sus propósitos profesionales.

Paradoja es que aunque Arauca queda más lejos de Villavicencio, fue de allí de donde primero llegaron folcloristas que dieron inicio a la sensibilización joropera a los habitantes de la ciudad metense.

En los últimos 55 años villavicenses, tanto por la notoria presencia en su suelo de portadores del joropo de los cuatro departamentos llaneros como por el apoyo brindado, puedo citar las siguientes conclusiones:

Ø  Crisol para la cultura nacional, con alta dosis de la llanera 
Ø  Punto de convergencia democrática para que intervengan las diferentes 
formas folclóricas de Arauca, Casanare, Meta y Vichada 
Ø  Reconocida plaza laboral para los intérpretes 
Ø Permanente formación de formadores y de masivos públicos 
Ø  Alto consumo de bienes de la cultura llanera 
Ø  Aquí se han amalgamado, transformado y generado dinámicos procesos 
del canto, música y baile 
Ø  Es trampolín para proyectar su imagen al interior del país. 
Ø  Al folclor llanero lo llevó al escenario académico 
Ø  Declaró como hijos adoptivos a los internacionales artistas Reinaldo 
Armas y a Orlando “el Cholo Valderrama” 

Epílogo:

Con base en los contextos hechos a los casos de la ganadería y del joropo, y sin ningún asomo de presunción regional, concluyo diciendo que históricamente Villavicencio ha recibido con cordialidad y sin distingo a los ciudadanos de los cuatro departamentos llaneros colombianos y de Venezuela, a quienes les ha admirado, apreciado y valorado sus saberes culturales.

Lo anterior le ha valido para que en su añejo devenir de pueblo a ciudad, haya sido el corazón de las dimensiones económica y folclórica propias de los Llanos de Colombia.

Fuentes:

-  Hno. Pinzón M., Ramiro: En la puerta del Llano. Ediciones Semper, Bogotá, 1985 
-  Hernández M., Adriano: Cabresteros. Sin editorial, Bogotá, 2004 
-  (*) Orales: Sandoval H. Óscar, Ruiz Ch. Jairo, Mantilla T. Hugo, Hernández Adriano, Gonfrier S. Marta, Linares Dally, Pabón M. Óscar, Amézquita Tatiana, Restrepo R. Néstor, Chavarro Hollman, Santos Adrian, Pabón Iván D., Torres C. Fabián, Silva Aura Adela, Aguilar Carlos Andrés, Nieves Omar, Pérez Leonel, 
Villavicencio, 11 de junio de 2015. 


Por: Óscar Alfonso Pabón Monroy. 

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