2/07/2012

Señales

3° Entrega: La sombra

Por: Manuel Torres.

Abrí los ojos, mire el reloj, la pereza me tentaba a seguir durmiendo pero quería verle la expresión de desaparición a mi jefe por no tener un proyecto que presentar. Me levanté lentamente de mi cama, las cobijas me invitaban a acostarme, tome una toalla y me dirigí hacia el baño, comencé a cepillarme los dientes, cuando de repente, reflejado por el espejo, vi una silueta oscura, una especie de sombra que pasaba rápidamente detrás de mí, volteé mi rostro y no había nada. Escupí el resto de crema dental que me quedaba en la boca y corrí a la sala de visitas para tratar de identificar lo que había acabo de pasar, se encontraba todo en total y completo orden.

–Debo estar loco – pensé, pero no, estaba seguro de que algo pasó por mi espalda.
–¿Qué carajos fue eso? Seguía hablando para mí mismo, en ese momento pensé en la sonrisa, de aquella, débil y frágil niña.

Me desnude, entre a la ducha, me quede parado, esperando a que el agua recorriera  todo mi cuerpo libremente, que inundara mis poros, que refrescara mi rostro, me moje en total silencio, cuando de repente escuche murmullos que venían desde mi cuarto. Primero pensé que mi imaginación estaba jugando con mi mente, pero pasó de nuevo, ahora lo escuchaba más claro, pero lo ignore, no quería sugestionarme con nada. Terminé de bañarme, tomé la toalla sequé mi cuerpo, sacudí mi cabeza y luego me sequé el cabello, en ese momento sentí que algo o alguien estaba parado delante mío, levanté rápidamente el rostro pero no había nada, me enrolle en la toalla, salí del baño para ponerme algo de ropa, me senté frente al closet, lo abrí, escogí lo que debía ponerme para la reunión, comencé a vestirme prenda por prenda, había mucho silencio. Escuchaba las gotas caer encima del sifón, el ruido del motor de la nevera al enfriarse y el rozar de mi piel cuando se frota con la tela. Primero las medias, blancas por supuesto, después vestí mi pie izquierdo, la otra media blanca cubrió mi pie desnudo, luego busque el otro zapato con la mano pero no estaba, mire encima de la cama y debajo de ella, aún no lo encontraba. Me puse de pie, observe la habitación por todas partes, no lo vi por ningún lado. Estaba más que seguro que lo había dejado encima de la cama, salí del cuarto, lo busqué por todos lados, me estacioné frente al baño, el goteo del grifo era constante, el zapato yacía en la mitad de la ducha, casi flotante por el pequeño charco de agua.

¿Cómo diablos llego el zapato ahí? –Me pregunte a mismo, rascándome la cabeza y sujetando el zapato con la mano, bueno al menos ya lo había encontrado. Me disponía a salir de nuevo del baño, agitando el zapato, con mi media blanca algo húmeda y tal vez sucia por caminar con ella, en ese momento la puerta de mi habitación se cerró de golpe, un gran estruendo se escuchó dentro de ella, corrí hasta allí, abría la puerta y todo mi cuarto estaba totalmente desordenado, era como si un tornado hubiese pasado por ahí y dejado todo patas arriba. Los cuadros de las paredes estaban en el suelo, toda la ropa del closet tirada alrededor del cuarto, mi cama fuera de su sitio, las mesitas de noche sin cajones  y sus lámparas al otro extremo de la habitación. Estaba atónito, con escalofríos y una sensación de pánico invadía todo mi cuerpo, mis músculos totalmente inmovilizados, trague saliva lentamente y seguía observando el caos que estaba a mí alrededor.

¡Ay!, ¿pero qué…? ¿Qué? –grite, estaba en el suelo, algo me había empujado, mire hacia la puerta y vi una sombra grisácea correr hacia la sala, trague saliva de nuevo, me pare muy furioso, corrí hasta el otro recinto, tenía que haber una explicación, buscando algo que no sabía que era pero no lo encontré, todo estaba en silencio, intacto, nada fuera de lo normal.

Entre de nuevo a la habitación, tome el zapato, me lo puse de una forma fugaz, salí rápido de la habitación, me dirigí hacia la cocina, tenia escalofríos, saque una comida instantánea de la nevera, la puse a calentar en el horno microondas, escuche un fuerte golpe venia del final del pasillo, no quise voltear a ver, seguí concentrado en la preparación de mi desayuno, tome la cafetera, agregue café en polvo, azúcar, me acerque a la nevera para sacar algo de leche, la vertí dentro del recipiente y la deje calentado. De repente, otra vez el golpe, esta vez más fuerte y más cerca, una sensación de frialdad recorrió de arriba abajo mi cuerpo, mi mente decía: ¡voltea!, pero mi cuerpo no respondía estaba totalmente paralizado. Respire, cerré los ojos, oí uno pasos detrás míos, sentía que algo me observaba, no estaba solo en la habitación, tome un plato, un pocillo y serví mi desayuno, me quede con ellos en la mano, pensando en si me sentaba en la mesa o no, tenía que hacerlo, los cubiertos estaba en ella aunque del miedo podía comer con las manos y luego lavármelas, sonreí, el miedo desaparecía, mi cuerpo se relajaba, cuando de pronto alguien respiraba detrás de mí cuello. Era una respiración agitada, furiosa, ansiosa y desesperada, el sudor salía de mis poros, mis venas se brotaron de tanta tensión en mis músculos, arrugue mi cara, quería salir corriendo pero parecía que mis zapatos estaban sujetos al suelo. La respiración no paraba, mis dos manos suspendidas en el aire con el plato y el pocillo se comenzaban a cansar, me harte de eso, di un gran suspiro, gire mi cuerpo, la respiración desapareció, no había absolutamente nada, coloque mi desayuno encima de la mesa, me senté, comencé a comer, el golpe aún más fuerte se escuchó, esta vez más cerca, era como si alguien se botara desde el techo y cayera en el suelo con mucha fuerza, quede pasmado por unos segundos, seguí comiendo lo hacia lo más rápido que podía, di el ultimo sorbo al café, me levante con todo en la mano, puse los platos en el fregadero, di media vuelta y vi correr una sombra desde el pasillo hasta la sala de estar donde se desvaneció llegando a la ventana.

Trague un buena cantidad de saliva, me restregué los ojos tal vez me estaban fallando, fui a mi cuarto nuevamente tome mi chaqueta, mi maletín con todos los papeles, las llaves del apartamento, camina lento pero tensionado, sentí que alguien me seguía, que me observaban, llegue hasta la puerta de salida de mi pequeño hogar, me revise por si se me olvidaba algo, pero todo estaba en orden, bueno exceptuando lo que había acabado de suceder, escuche un chirrido, cerré los ojos, gire mi cabeza hacia atrás, vi como la ventana se abría muy despacio como luchando con el viento, abrí con agilidad la puerta, salí del apartamento, levante la mirada, ahí fue cuando la vi, una figura como un rostro, parecía un hombre de cabello un poco largo con cenizas en él, su rostro tenia manchas sucias y negras, en su mirada se podía distinguir entre la ira y la ansiedad. Mi corazón se aceleró, la figura no se movía, solo me observaba, respirando bruscamente, no podía ver muy bien su cuerpo pero era como una capa larga y negra llena de cenizas, la adrenalina comenzó a fluir por mas venas, tome una bocanada de aire y dije casi gritando: -¿Quién eres?, y la figura se desvaneció, se trasformó en una sombra y luego se esfumo. Mi maletín cayó al suelo, empuñe mis manos, mi cuerpo no soportaba el miedo que lo penetraba, cerré la puerta con ira y recosté mi brazo junto con mi cabeza encima de ella, di un suspiro de consternación pero a la vez de tranquilidad, varias lágrimas brotaron de mis ojos.

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