2/26/2012

El ruido no disminuye en villavicencio.

Por: Mónica Oviedo.











En el centro de Villavicencio, según estudios de la Secretaría de Medio Ambiente, los niveles de ruido superan los 90 decibeles, mientras que en las zonas residenciales excede el nivel permitido que es de 65 decibeles.


Pese a los esfuerzos realizados en el 2011 por el ex-alcalde Héctor Raúl Franco Roa, en materia de control de la contaminación auditiva, los villavicenses siguen sufriendo a causa del ruido excesivo en el centro y zonas residenciales de la ciudad.

El fin de semana pasado, Cormacarena, con el apoyo de la Policía Metropolitana, adelantó operativos en cuatro bares ubicados en la zona residencial del barrio Bosques de Abajam, detectando que estos establecimientos sobrepasan los niveles de sonido permitidos por el decreto 627 de 2006.

Los registros de ruido en  algunas vías céntricas de la ciudad, como la "calle de las Palmaditas" y los sectores aledaños al antiguo Ley, alcanzan los 95 decibeles, cuando el oído humano soporta máximo 60 decibeles, llevando a que personas que trabajan en el sector sufran las consecuencias del sonido excesivo como Juan Barrera, quien sufre  de estrés agudo a causa de estos excesos. "Casi todo el tiempo mantengo con dolor de cabeza y ahora hasta tengo úlcera", dice, Barrera. 

"Cuando llego a mi casa, mis oídos zumban como si hubiera estado en un concierto", comenta Anyeli Pérez, secretaria de la Estación de Servicio La Paz, quien tiene que soportar el alto volumen de por lo menos tres equipos de sonido de los vendedores de música de la zona.



Guillermo Torres, propietario de la Estación de Servicio, manifiesta que el ruido es tan insoportable que en repetidas ocasiones ha tenido que llamar a la policía para que obligue a los vendedores de CD a bajar el volumen de sus equipos.


Algunos vendedores ambulantes como Coolman (sobrenombre dado por el vendedor), reconocen que la gente sufre a causa del ruido pero, “si los equipos no suenan duro, la gente no sabe dónde estamos y qué música tenemos, entonces no nos compran”, también nos comenta que él igualmente sufre de migraña a causa de la exposición continua a los altos niveles sonoros.


Para evitar que esta situación empeore, el secretario de control físico, Víctor Julio García Rodríguez, le solicitó, mediante un oficio, al gerente de la Emsa, Jacobo Matus, iniciar acciones judiciales en contra de los vendedores ambulantes que reincidan en las conexiones fraudulentas, ayudando así en la recuperación del espacio público y en la disminución de la contaminación auditiva. De igual manera, la Secretaría de Medio Ambiente, reanudará los controles de sonido en la cuidad.

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