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Marco Antonio Franco se había entregado a la lectura de La Biblia desde hacía varios años. Archivo Periódico del Meta |
Imagino a Marco Antonio franco leyendo la Biblia. Sentado en su escritorio con pose de pesador frustrado meditando de la vida misma y muy tímidamente de la inevitable muerte.
Y es que el tiempo había venido con achaque que lo había sacado del juego. Podrían interpretarse esos últimos días de meditación y detenimiento, con las palabras dichas por Céfalo en la republica de Platón, que aunque cortas muestran de manera universal, la preocupación de los hombres por la muerte “Un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo y preocupación por cosas por las que antes no se preocupaba, y las fabulas acerca del hades, fabulas hasta ahora tomadas en risa, le trastornan el alma con miedo”.
Algo como esto lo había expresado anteriormente en una entrevista “Conocí a Cristo hace 8 años y me ha cambiado la vida. Aunque no era rumbero sí era muy desordenado en mi conducta, era arrogante y eso afectaba mi vida. Me di cuenta que los éxitos que había logrado en mi profesión no eran míos y yo no era nadie en realidad…todo lo hacía Cristo en mí”.
Estas palabras podrían ser fácilmente entendidas como las palabras de un hombre que ya por debilidad de la vejez, y por sentirse más cerca del otro mundo empieza a ver con más claridad su futuro. Con voz cansina en la misma entrevista dice: “Dios no nos pide que seamos pobres. Él ayuda a que prosperemos. Lo que entendí a tiempo es que uno no debe buscar enriquecerse para gozar, para alimentar los placeres sino para ayudar a las demás personas”. Estas palabras no son más que horas de meditación, recelo y temor, al pensar si ha vivido como un ser justo, o si ha ofendido a alguien.
Es que la religión a echo pensar que los justos tendrían la gracia de Dios y los injustos un eterno castigo “Dentro de poco no habrán malvados; podrán buscar y rebuscar, pero no encontrarán ni uno solo. En cambio, la gente humilde recibirá la tierra prometida y disfrutará de mucha paz” (Salmo 37:10,11) esto es lo que le preocupaba a Marco Antonio Franco: no ser justo.
¿Pero cómo este hombre podría ser tildado de no justo?
Vivió en la gracia de los hombres. Fue exaltado por su labor crítica a favor de las masas y a su vez las masas volcaban su fe sobre él. Un ejemplo de esto podría ser en 1993, cuando dirigía el noticiero de la Súper en Bogotá; donde presentaría la iniciativa “La hora de Dios”, (que no era más que el horario normal) que a su vez, había sido modificado por Cesar Gaviria Trujillo “La hora Gaviria” y consistía en adoptar un horario de verano, cambiando la hora del uso UTC-5 al UTC-4 que era el que usaba Venezuela por aquel entonces.
Su ponencia “Hora de Dios” Se refería al mandato de una masa inconforme, en ese entonces, con el tema del recorte enérgico a causa del fenómeno del niño. La noción fue acompañada por un millón doscientas mil firmas que respaldaba lo planteado por el prócer de la radio, como se diría en el ámbito popular: “Vox populi, vox Dei” y esto lo entendía muy bien Marco Antonio Franco, pues aplicó este concepto durante toda su vida “la voz del pueblo, es la voz de Dios”. Como resultado, obtuvo el favorecimiento de millones de personas, además del premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar “Fui senador por 8 minutos cuando tuve que ir al Congreso a defender la propuesta que presenté”.
Después de su Hazaña vendrían más cosas… un de ellas fue que al parecer Juan Gossain le había hechouna propuesta para trabajar en RCN, pero no hubo acuerdo “Yo le pedí una suma y él me dijo que lo iba a consultar con las directivas y se quedó consultándola".
Por Leonel Esteben Mora Hernandez
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