Es indudable desde hace ya varios años que Venezuela ha sido
gobernada por dirigentes sin la capacidad para sacar un país adelante.
Cuando estaba Hugo Chávez en el poder, a veces eran más o
menos evidente, sus salidas de tono y controversias sobre todo contra los
países como EE.UU. le hicieron ganar adeptos y detractores a lo
largo del mundo.
A pesar de esto, siempre tuvo una ideología clara, un
pensamiento que lo llevó primero a intentar un golpe de Estado y más tarde a
ser presidente por poco más de 14 años.
Con el pasar del tiempo su gobierno fue perdiendo
credibilidad, sus problemas de salud y la poca fiabilidad que empezaba a
generar ante propios y extraños, finalmente terminaron con el nombramiento de
Nicolás Maduro.
Fue esta la materialización del fin de la lucha de Hugo
Chávez, no por su consecuente muerte sino por la asignación de alguien que toda
su vida lo único que supo hacer fue andar a las espaldas de él, y luego sin tener
a quien seguir, el naufragio de ese
barco era evidente.
El problema ahora es la falta de apoyo hacia el pueblo
venezolano, ya de por si es casi imposible ejercer el derecho a la libre
opinión, en el estado dictatorial en el que se encuentra Venezuela.
Tanto la oposición como los medios y el pueblo son callados
y/o encarcelados, es en este punto en el que los gobiernos internacionales
deberían actuar frente a las injusticias cometidas en dicho país, pero no, el
presidente Juan Manuel Santos como de costumbre, y como bien supo hacer desde
su llegada a la presidencia no deja de alcahuetear los actos inhumanos y antidemocráticos
de los vecinos.
Primero, aceptó al impuesto presidente Maduro, incluso bajo
las sospechas y testimonios de falsificación de votos, y ahora frente a todos los
casos que se han presentado en contra de la oposición como algunos encarcelamientos
y torturas, no ha dado su voz de apoyo al ya muy desgastado pueblo venezolano.
Así es como el presidente Santos, por no perder las “buenas
relaciones” prefiere pasar encima de todo un país. Tal cual cómo va a hacer con
el proceso de paz donde ya dijo que “... La justicia no puede ser un
impedimento para la paz” para aclarar que hará todo lo posible para que estos
criminales no sean extraditados.
Un presidente que no es capaz de ayudar a un país vecino,
que prefiere recibir el agradecimiento de un dictador posesionado ilegalmente,
debido al apoyo que Santos le profesa, antes que el reconocimiento de su pueblo
por una correcta labor y que considera que la justicia puede ser un impedimento
para lograr la paz, no es una persona digna de tener a cargo suyo un país como
Colombia... He dicho.
Por: Nelson Aldana.
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