Por: Sergio Guevara
Es natural encontrar a cada mujer
con una capacidad innata para mentir tranquilamente, mantener sus mentiras y
acordarse perfectamente de todo lo que ha dicho al pie de la letra. Y es que
como dice una frase que escuché en algún lugar sin nombre un día sin fecha:
“el mejor mentiroso es quien se cree
sus propias mentiras”
Sin ánimo de ofender a nadie,
quisiera demostrar en este escrito que entender a las mujeres no es tarea fácil
(por no decir que es imposible) y que su mente funciona de una manera fría y
calculadora.
Como en cualquier caso es imposible
generalizar, simplemente siento que en la vida el hombre siempre ha sido
víctima de las mentiras, manipulaciones y cambios de humor que en definitiva
son totalmente confusos y hacen imposible la tarea de entender a la mujer. Sin
embargo, si analizamos el porqué de las mentiras y de todas estas
triquiñuelas, podríamos deducir que todo radica en el interés de llamar la
atención y parecer así, que todo el mundo gira entorno a ellas. Es por eso que
existen las riñas entre pares de estos seres que se sienten amenazados en su
territorio cuando otra mujer llega a invadirlo con sus propias artimañas, que
terminan siendo las mismas.
La psicología inversa es su arma más
letal, cuando al preguntar si están bien y la respuesta es ¡Ajá!, es de
preocupación; así como tratar de descubrir sus mentiras es difícil por culpa de
su mente calculadora, que termina por causar en el hombre un efecto contrario.
Ejemplo: el hombre llega enojado y totalmente decidido a hacer un reclamo
fuerte y que le deje en claro que la acaba de descubrir en su mentira y basta
con que la mujer responda enojada a eso, lo niegue y diga que se siente
ofendida, para que él se sienta como el peor ser humano sobre la tierra y
termine pidiendo perdón.
Si crees que ella está bien, no
estés tan seguro; si la vez sonriendo con tus amigas piensa si de veras lo hace
sinceramente o es otra jugarreta más, todo esto y su manera de mentir, hacen a
la mujer como el ser más enigmático sobre la faz de la tierra, ni el cazador de
cocodrilos (Q.E.P.D) fue capaz de estudiarla en su programa.
Pero bueno, como dice la canción “No queda otro camino que
adorarlas”
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